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ORACION MILAGROSA (del Padre Emiliano Tardiff) EN TEXTO Y AUDIO MP3

Nada es imposible para Dios


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LA ORACION VA EN EL ORDEN SIGUIENTE:

  1) Invitación a Dios para que venga a nosotros,
  2) Perdón y Consagración al Espíritu Santo,
  3) Oración por sanidad o sanación. Suplicamos la Intercesión de Madre María,
  4) Despedida


Sagrado Corazon de Jesus



Con el corazón bien dispuesto, iniciamos...






Corazón que escuchas, alma, corazón triste, corazón arrepentido, corazón dolido, corazón herido. Tú, que tienes intenciones de entregarte a Jesús ¡abre tu corazón! Esta Oración es TU Oración ¡hazla tuya! repite cada una de las palabras en lo más profundo de tu ser ¡dentro de tu corazón!

Tanto la Oración interior, como la Oración por sanación física –si es tu intención- te sugerimos que la hagas en un lugar apartado, donde nada ni nadie te distraiga ¡donde nada te perturbe! de ser posible, si lo puedes hacer, recurre antes al Sacramento de la Reconciliación.

Si no, te recomendamos hacer una profunda contrición: entrégale a Jesús tus pecados. Recuerda que el pecado es lo que no nos permite experimentar el amor de Dios; recuerda que el pecado es muchas veces la causa de nuestras enfermedades y de nuestras aflicciones.

Si estás en cama, descansando o porque estás enfermo o porque estás imposibilitado, o estás ahí en un lugar que tu has escogido, o vas conduciendo tu automóvil, bueno ahí donde tu estas, ahí acudirá Jesús a tu lado, entrará en tu corazón y sanará tus heridas.

Solo te pide que te pongas en sus manos. Abramos pues, nuestro corazón, nuestra mente, todo nuestro ser a Jesús. Jesús sanador de toda la persona, Hijo de Dios Todopoderoso, Señor de señores, Rey de reyes, Emmanuel. Esta Oración la haremos en el Santo Nombre de Jesús de Nazareth, Nombre sobre todo nombre. Jesús Hijo de Dios, hijo de David, que se compadece de sus hijos ¡alábalo, dale gloria!

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo y te alabo porque por amor nos diste a Jesús, gracias Padre, porque a través de tu Espíritu comprendemos que eres la Luz, la Verdad y el Buen Pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy Padre, me quiero presentar delante de ti como tu hijo, tu me conoces por mi nombre, pon tus ojos de Padre amoroso en mi.

Este corazón destrozado, amargado, herido, porque no ha encontrado el amor, la comprensión; tú conoces Señor mi corazón, y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he podido hacer; conoces también lo que hice Señor y me hicieron lastimándome; conoces mis limitaciones, errores y pecados, y conoces a quien he lastimado.

Conoces los traumas y complejos de mi vida, a ti Padre, te pido, por el amor que le tienes a tu Hijo Jesús, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón y me renueve.

Tú que sanas los corazones destrozados y sanas las heridas ¡sáname Señor, aquí y ahora!, de mi alma, de mi mente, de mi memoria, todo mi interior, toda mi persona ¡entra en mí, Jesús! ¡Entra en mí Señor Jesús como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo!, tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste "la paz sea con vosotros", dame la paz Señor, entra en mi corazón, dame tu paz

¡lléname de tu amor Señor Jesús!

¡Lléname de ti!, pasa por aquí Señor, pasa por mi vida y sana mi corazón ¡ven Señor!, yo se que tu lo haces siempre que te lo pedimos, y hoy te lo pido por María, tu Madre, nuestra Madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino, y tu respondiste a su petición transformando el agua en vino. Yo le pido a ella que interceda por mí y te lo pida, como te lo pidió en aquella ocasión.

Cambia mi corazón ¡dame un corazón amoroso y generoso, bondadoso, capaz de perdonar! ¡Dame un corazón nuevo!, has brotar en mí los frutos de tu presencia, dame el fruto de tu Espíritu que es paz, alegría, amor, perdón. Has que venga sobre mí el Espíritu de las Bienaventuranzas para que pueda saborear y buscar a Dios cada día, cada instante, viviendo sin complejos ni traumas, junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.




¡Ayúdame Señor a olvidar las ofensas que me han hecho y perdonarlos! ¡Ayúdame Señor a pedirles perdón!, libérame Señor; sana estas heridas que me has permitido recordar. Dejo en tu Corazón Sagrado y amoroso, los recuerdos, las heridas de mi alma que aún me hacen daño, y que tu Señor las sanes, para que tú rompas las cadenas, todas las ataduras de mi alma y de mi mente, de mi cuerpo, de mi carne; las opresiones ¡todo Señor lo pongo en tus manos!

Jesús amado: te doy gracias por lo que estás haciendo hoy en mi vida, te doy gracias de todo corazón porque tú me liberas, porque tu me sanas y rompes las cadenas y me das libertad ¡gracias Señor Jesús porque soy templo de tu Espíritu y este templo no se puede destruir porque es la casa de Dios!, gracias, gracias Espíritu Santo por la fe; gracias por el amor que has puesto en mi corazón ¡gracias Señor por lo que estás haciendo en mi vida!, por lo que sé que tu seguirás haciendo, y por lo que harás por los que he ofendido; por los que amo.

Gracias Señor por lo que estás haciendo en todo mi ser, en toda mi vida; eres grande Señor, eres bueno Señor ¡que bueno eres Señor! ¡Bendito, alabado seas Señor!, gracias por este calor Señor, por este llanto Señor. Gracias porque siento cómo abrazas mi corazón, porque siento tu amor ¡gracias, bendito seas Señor, bendito seas Señor, bendito seas Jesús!

Hijo de María ¡Jesús de Nazareth! ¡Alabado seas! ¡Alabado seas!

(Canto)

Te entrego mi alma, Jesús amado; mira, aquí está mi corazón, reina tu Señor, te doy mi autorización Señor para que tú reines en este corazón, para que siembres en él tu amor, tu paz y tu perdón ¡te invito Jesús, te invito a él! ¡Ven Señor dame tu alegría, dame tu Espíritu de amor! ¡Ven Señor, ven y reina en mi corazón!, Jesús ven a mi vida ¡reina tu, Señor Jesús, reina por siempre!

(Continuación del canto)

“Si tienen algo contra su hermano perdónenlo, para que el Padre de ustedes que está en los Cielos, les perdone también sus faltas (Marcos 11,25)”. Para sanar heridas y dolores, enfermedades y padecimientos, es imprescindible que perdonemos a quienes nos han ofendido o han causado desde mínimas hasta graves dificultades,





así como también perdonarnos a nosotros mismos por las ofensas, daños y disgustos que hemos causado a otros, y perdonarnos por los pecados cometidos y daños a nosotros mismos. A medida que perdonamos y nos perdonamos, Jesús nos va sanando. Perdonando de corazón ¡corazón que se llena de amor!

También es importante que nos reconozcamos equivocados ante Dios, por las emociones, resentimientos y faltas de perdón que actúan como obstáculo para la sanación. Y que también expresemos nuestro perdón por todo aquello que vemos como resentimiento hacia Dios.

Perdonar es un acto de la voluntad, no un sentimiento. Si Oramos y traemos a nuestra Oración a la persona o a las personas que nos han ofendido, podemos estar seguros de que las hemos perdonado. Perdonar es un propósito, un acto permanente de la vida; cada día necesitamos perdonar a aquellos que nos hirieron o a aquellos que nos hacen daño.

Señor Jesús: hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido, se que tu me das las fuerzas para perdonar. Te doy mi voluntad y te pido tú Espíritu Santo para que me mueva libremente; que guíe mi mente, mi corazón y sentimientos, a toda persona o grupo que necesite perdonar. Que sane aquellos rencores que por viejos he olvidado.

Señor, si en el fondo de mi corazón sentí resentimientos por ti, te perdono Señor, por las veces que pensé que tu me hacías daño; por las veces que pensé que no me ayudabas; por culparte de mis enfermedades y sufrimientos, por creer que tu castigabas. Te perdono, por todo resentimiento conciente y subconsciente en mi ¡yo te perdono Señor de corazón!


Virgen de Fátima

Señor, me perdono a mi mismo por mis pecados, por mis faltas y mis caídas, por todo lo que es verdaderamente malo en mi, por todo lo que pienso que es malo ¡me perdono Señor! Me perdono por haber creído en horóscopos, espiritismo, brujería, adivinos, por todas las veces que puse mi fe en obras e influencias negativas.

Por haber puesto mi atención en otros mensajes que no vienen de ti; por haber recurrido a todas esas cosas olvidándome que TU ERES EL TODOPODEROSO, y que nada ni nadie está sobre ti. Prometo, de hoy en adelante recurrir sólo a ti; quemar y destruir en tu Santo Nombre Jesús de Nazareth, todo aquello que se oponga a ti: libros, dijes, amuletos, figuras que tenga en mi poder.

Me pongo en tus manos y en tu Corazón Santísimo desde hoy y hasta mi muerte ¡tómame Jesús, soy tuyo para siempre!

Señor Jesús: perdono a mi madre, a mi padre, a mis hermanos, a mi esposa, a mis hijos, a mis amigos y parientes, a todos los que me han ofendido, y les pido perdón a través de ti, por las veces que yo les ofendí. Cuando les ofendí con mi corazón, con mi mente; cuando los ofendí con mi voz, si utilicé la violencia Señor, les pido perdón, les pido perdón, les pido perdón en tu Santo Nombre.

Jesús, abro mi mente, mi entender, mi inteligencia para que tu penetres en ella y me sanes, me liberes, me alivies de recuerdos, traumas y complejos; me libres de mis vicios; corrijas mis pensamientos, mi lenguaje, mi forma de ver y entender la vida y sus implicaciones, para entenderla y comprenderla como tu quieras que yo la entienda.

Oh Señor ¡te doy toda mi voluntad, mi vida, mi cuerpo, mi salud, mi enfermedad, lo bueno y lo malo! Has de mi Señor lo que quieras, tómame y transfórmame en una persona nueva. Te doy gracias Jesús, por lo que estás haciendo en mí, por lo que ya has hecho, y por lo que seguirás haciendo hasta mi muerte.

Bendito seas Señor, alabado seas ¡alabado seas Señor! Hazme una persona nueva Señor, amásame, como el alfarero amasa la arcilla para hacer una vasija nueva Señor ¡aunque me duela Señor!, aunque me duela.





¡Oh Espíritu Santo, recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mí ser! Dígnate ser en adelante y en cada uno de los instantes de mi vida, en mis Oraciones, en mis acciones, en mi actuar: mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y el amor de mi corazón. Yo me ABANDONO SIN RESERVA a tus operaciones divinas, y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones ¡Oh Espíritu Santo, transfórmame con María, y en María en Cristo Jesús para gloria del Padre y salvación del mundo! Así sea.

(Canto: confía en el Señor y nueva vida tendrás en El)

Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame a hacer siempre razonable en mi pensar, acertar en lo que debo decir, y cómo debo hablar, y cuando me conviene callar. Impúlsame para actuar, qué tengo que hacer para llenarme de amor y saber perdonar, procurando tu mayor gloria en bien de las almas y mi propia santificación ¡Ven Espíritu Santo, ilumina mi entendimiento y fortalece mi voluntad! ¡Ven Espíritu Santo ven!

(Continuación del canto)

¡Confía, ama, perdona en el Señor!

Señor Jesús: CREO que estás Vivo y Resucitado. CREO que estás Realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, y en cada uno de los que EN TI CREEMOS. Te alabo y te adoro; te doy gracias Señor por venir hasta mí como Pan Vivo bajado del Cielo. Tú eres la plenitud de la vida

¡Tú eres la Resurrección y la Vida!, tu eres Señor la salud de los enfermos, y hoy quiero presentarme a ti Señor, presentarte todas mis enfermedades porque tu eres el mismo ayer, hoy y siempre, y tu mismo me alcanzas aquí Señor hasta dond me encuentro, aquí donde estoy. Tú eres el eterno presente y tú me conoces.

Ahora Señor, te pido que tengas compasión de mi; visítame a través de tu Evangelio, para que todos reconozcan que tu estás Vivo en tu Iglesia hoy, y que se renueve mi fe y mi confianza en ti ¡te lo suplico Jesús hijo de David! ¡Ten compasión de mi!, Jesús hijo de David ¡ten compasión de mi! Ten compasión de mi Señor, aquí Señor sáname, aquí Señor sáname ¡aquí Señor sáname!

Señor Jesús ¡ten compasión de mis sufrimientos físicos, de mis heridas emocionales, y de cualquier enfermedad de mi alma! Ten compasión de mí Señor, bendíceme y has que vuelva a encontrar la salud. Que mi fe crezca y me abra a las maravillas de tu amor, para que también sea testigo de tu Poder y de tu compasión.





Mira Señor mi enfermedad. Señor, soy tan débil, mira Señor mi dolor, mi sufrimiento; oh Jesús se que tu sufriste aún más, tu conoces el dolor, necesito de tu compasión. Te lo pido Jesús por el Poder de tus Santas llagas, por tu Santa Cruz y por tu Preciosa Sangre ¡Sáname Señor!, sana mi cuerpo, sana mi corazón, sana mi alma, dame vida y vida en abundancia.

Te lo pido por intercesión de María Santísima, tu Madre la Virgen de los dolores, la que estaba presente de pie cerca de la Cruz cuando fuiste Crucificado Señor; la que fue la primera en contemplar tus Santas llagas, la que nos diste por Madre.

Tú nos has revelado que ya has tomado sobre ti todas nuestras dolencias, y por tus Santas llagas Señor hemos sido curados. Sáname Señor ¡Sáname Jesús!, aquí Señor sáname, ¡aquí Señor sáname de este dolor Señor, libérame, sáname Señor! Por tu Santo Nombre sáname.

Señor Jesús, te presento en fe todas mis enfermedades y te pido que me sanes completamente; te pido por la Gloria del Padre del Cielo, que también sanes a los enfermos de la familia y a mis amigos. Has que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para Gloria de tu Nombre, para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones a través de los signos y prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pido Jesús ¡porque tu eres Jesús!, y tu Señor nos prometiste que todo lo que pidiéramos en tu Santo Nombre, tu nos lo concederías.

En tu Nombre Santísimo Jesús te pido que me sanes; tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño. Estoy tan seguro de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de esta Oración, en fe te digo ¡gracias Jesús por lo que tú vas a hacer en mí y en cada uno de los que amo y quiero! Gracias por visitar mi vida, mi corazón, por visitar a los que amo Señor.

Gracias por las enfermedades que tu estás sanando ahora; gracias Señor por los que tu estás visitando con tu Misericordia; gracias por escuchar mi Oración, mi clamor; gracias Señor por desvanecer el dolor de mi cuerpo, gracias Señor por sanar esta enfermedad tan insoportable. Gracias por ayudarme Señor, gracias Señor porque mis huesos, mi carne, mis células, mis órganos Señor, todo, tu Señor, lo estás tocando ¡Gracias Jesús por lo que estás haciendo en mi!, bendito sea tu amor; bendito sea tu Sacrificio en la Cruz.

Bendito sea por siempre y alabado y glorificado tu paso por la tierra, Hijo de Dios, Jesucristo Redentor, Jesucristo Salvador ¡gracias por acudir a mi!, por venir a mi alma, a mi corazón, por tomarme entre tus brazos, por presentarme ante tu Padre Dios nuestro Omnipotente ¡gracias Señor por este calor, por tu Espíritu Santo de amor!, por tu amor, por tu muerte, por tu Resurrección ¡gracias Jesús, bendito y alabado seas por siempre Señor!, alabado, alabado seas.

(Canto: te amo)





Hágase siempre tu Voluntad sobre el Cielo y sobre la tierra. Así sea por siempre.




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